Mi país es un país con las alas de colores que alguno de sus pintores, a veces, pinta de gris. Sin embargo, mi país piensa que es sólo pintura; una simple travesura de un inexperto aprendiz... ¡Qué inocente es mi país! Mi país es un país de nido, sombra y aroma, mas a veces la carcoma le come hasta la raíz; Sin embargo, mi país piensa que es sólo una herida, que ha de curarse enseguida sin dejarle cicatriz... ¡Qué inocente es mi país! Mi país es un país con vocación de extranjero y a veces lo forastero lo lleva de la nariz. Sin embargo, mi país piensa que es buena la pista, hay que seguir al flautista hacia su mundo feliz. ¡Qué inocente es mi país! Mi país es un país que a su canto de jilguero, cambiaron los curanderos por un silbo de perdiz. Sin embargo, mi país sigue pensando entre tanto que no ha cambiado su canto, solamente su matiz. ¡Qué inocente es mi país! Yo no sé si es inocencia o es conformismo a ultranza o simplemente insolencia por exceso de confianza. Antes de oír la sentencia, mejor pagar la fianza; al rescatar la conciencia queda libre la esperanza.