Recibir una carta de ti es la evidencia, de saber que te acuerdas de mí cuando hay ausencia, que me tienes en cuenta, a saber, en tus pensares, en tu ser y en tu forma de ser y en tus andares. En la carta que llega de ti, entre comillas, me comentas: ""si vieras aquí, ¡qué maravilla!, hay un cielo pintado de azul en la ventana, y la casa inundada de luz esta mañana"". Un ""te quiero"" basta para decir con dos líneas mil palabras de amor; un ""te quiero"" basta para sentir lo que no se siente con la razón, cosquilleos en el corazón; cuando llega una carta de ti me hace vibrar el alma. Recibir una carta de ti es la conjura de los duendes que habitan en mi con tu ternura, que me obligan a desenredar mis pensamientos, y ya libres, echar a volar mis sentimientos. Esa carta que llega de ti trae tus aromas, el recuerdo de un beso, es decir, habla tu idioma, y mi alma se funde al arder en esa hoguera, y me siento cautivo otra vez de una quimera. Un ""te quiero"" basta para decir con dos líneas mil palabras de amor; un ""te quiero"" basta para sentir lo que no se siente con la razón, cosquilleos en el corazón; cuando llega una carta de ti me hace vibrar el alma. Un ""te quiero"" basta para sentir lo que no se siente con la razón, cosquilleos en el corazón; cuando llega una carta de ti me hace vibrar el alma.