La mariposa volaba, volaba la mariposa... con sus alas verdes y blancas y en las puntas... pintas rojas. Primero fue el labarador que no vio la mariposa tendida sobre la hierba, de su color orgullosa. Sólo miró su sembrado y pensó en tantas cosas que haría de sus ganancias y no vio a la mariposa. Luego dos enamorados... él ansioso y ella hermosa, que por mirarse a los ojos no vieron la mariposa... y la hierba se extendió por la espalda de la moza, entre suspiros y besos, no se ven las mariposas. Poco después vino un niño, que no sabe de otra cosa que corretear por el campo y que ver las mariposas. Pero entonces ella dijo: "Yo soy demasiado hermosa para jugar con un niño", y se fue la mariposa. Finalmente vino un sabio, la vio tan maravillosa que dijo "eres divina", y ella se sintió dichosa. Aquel hombre la llevó como una pieza valiosa, para una gran colección de selectas mariposas. La mariposa no vuela, no puede la mariposa... con sus alas verdes y blancas y en las puntas... pintas rojas.