Llueve y tus ojos brillan más que la lluvia en el cristal de la ventana Es tu voz, el delirio de tu voz quien me reclama y en la penumbra el deseo de tu boca de encontrarse con mi boca es más fuerte que la lluvia Llueve la penumbra es nuestra aliada y yo veo en tu mirada la noche, sin estrellas en un cielo de escarlata cual espejo de tu alma Tus labios rojos ya cansados de besarme se entreabren anhelantes para decirme: ¡deseo! Llueve nuestros pechos ya jadeantes nos invitan un instante a morir.